“Dónde el pollo pía, cerca huele a ..."
Un problema de esf-interes hace que un
tufillo rancio impregne la estructura social desde hace largo tiempo. Es como
cuando entre un grupo de personas, una se suelta un aire y aún
sabiendo que hallar la fuente no impide el olor, alguien pregunta
¿Quién fue? No pretende con esto decir que el resto no tengamos ventosidades pero…
Desde hace tiempo, el perfume no es muy grato entre los seres humanos. Interesante, la respuesta de un conocido
lama tibetano (Tai Situ), cuando una persona le hizo la pregunta de qué
pensaba que las cosas estuvieran tan mal ahora, a lo que respondió: "no me parece
que las cosas ahora estén peor, el sansara siempre estuvo muy mal."
Tan metido en tu mundo, te puedes hacer tanto a la atmósfera pestilente que llegas a no saber de qué se habla cuando alguien dice que huele
mal, y a exclamar asombrad@ “Es lo normal”. Si vemos que algo nos toca o se nos acerca, exclamamos: "Que mal anda todo"...
Pero si la “cosa” te huele mal y quieres saber quiénes defecan sobre qué y quién, hay un terreno resbaladizo en
el que se puede indagar, que en internet se le engloba como la "cons-piración"*. ¿De qué va esto? De escuchar, ver y leer medios independientes (académicos y no académicos) y de aprender a rastrear huellas indelebles en los diferentes
medios de información, que permitan crear relaciones plausibles entre el olor y
su fuente.
¿Qué valor tiene esto? Si usamos
la idea de conspirar, como la acción de planear unos resultados, de manera que
los medios y/o los resultados permanezcan ocultos, es fácil ver que todos de
una u otra forma jugamos a este juego desde niños. Que básicamente, es una
forma bastante común de relacionarnos. Acciones tan simples como regalar
flores, elegir un traje o una corbata, una comida, dar un beso, dirigir una
mirada ¿Cuántos de estos gestos no son sólo lo que parece?
Acercarnos a este punto en el “que
nada es lo que aparenta”, nos da un toque extra de atención, de alerta, un enfoque algo diferente de la realidad. No se trata de caer en la suspicacia gratuita, la desconfianza, la
indiferencia o la paranoia. Aunque nada es lo que aparenta, no significa que todo sea una cons-piración potencialmente dañina.
Paradojicamente, acercarse a esos mimbres
cons-pirativos puede ser un buen sitio para empezar a conocerse a uno mismo
¿De dónde viene mi comida, mi vestido, los materiales de las casas, mis
medicinas? ¿Cuál es la función de la educación, de la política y de la religión
que he recibido? ¿De dónde vienen nuestros educadores, políticos y sacerdotes?
¿Para quién trabajan? ¿De dónde viene el dinero? ¿Cuál es su función? Etc, etc.
Debido a que mucha de esta información no está visible (No suele venir Don X a decirte: “Muchach@ la pasta la
tengo yo y el marrón es cosa mía). Muchas respuestas quedan sin coherencia si uno
no se mancha las suelas en el barro de la cons-piración.
Además, esas y otras muchas preguntas similares nos informan en gran medida del molde en el que encaja nuestro modo de vida, nuestra forma de pensar y de sentir y desde cuáles creencias operamos. Por ello, este puede ser un buen inicio en el auto-conocimiento, ya que este tipo de preguntas, nos llevan a ver nuestro propio condicimiento y nuestra implicación en este juego.
Hay personas que no
quieren ver más que sombras y secretos... Siempre hay el riesgo de limitar la visión y creer que todas son películas: "de buenos muy buenos y de malos muy malos", "de víctimas y victimarios" o "de inocentes y culpables". Pero en muchas ocasiones no es el caso ¿Cómo usamos la información que recibimos? Si tomamos el recurrente paradigma de la realidad como una cebolla. Cada cual puede seguir “pelándola y pelándola” (Si quiere, claro está). Quitando las apariencias hasta llegar a ver el papel al que está
jugando en el teatro de la vida. ¿Hasta qué punto? Uno mismo...
*Uso el término conspiración, aunque ha sido y es desnostado por "griegos y troyanos", debido a que me parece el más preciso y abarcante