martes, 15 de mayo de 2012

¿Crisis?



Se dice despectivamente que el ser humano se comporta peor que un animal. Un animal mata por hambre, por miedo, por ira, por celos, por proteger a su familia y/o territorio, etc. Esos instintos, también forman parte de nosotros. Pero un animal jamás conspirará para matar, para robar, ni aniquilará todo lo que hay en su territorio, o explotará a otro animal.
Un ejemplo cotidiano de instintos animales son los de las gatas que comparten la casa conmigo: pueden robarme,  pueden adularme para que les dé más comida, matan ratones, pájaros y otros animales, pueden orinar y defecar en sitios no adecuados que jamás van a limpiar, luchan contra otros felinos que pasan "por su territorio", pero no conspiran. No tejen un plan, ni tienen una estrategia de conquista.
Con esto quiero decir que no son los desnostados instintos animales los que pudren al ser humano, sino la mente ávida que los dirige. Por eso es tan importante saber ¿Qué quieres realmente?, para saber a dónde estás dirigiendo tus deseos, y por tanto a tus poderosos instintos.
Si sábes lo que quieres, inmediatamente sabrás ¿Quién eres?
Mi cuerpo es el de un animal, quiere comida, refugio, calor y buena compañia y por extensión quiere que su habitat este limpio, sano, virginal, con los predadores bien acotados. Mi mente está dirigida hacia al misterio del que formo parte y mi corazón gusta de paz y alegría.
Que quede claro tenemos instintos de animal no de bestia. Se dice que la democracia se inicio en Atenas, pero se obvia decir que 60 o 70 % eran esclavos. Un esclavo es un animal convertido en bestia. Una bestia es un animal torturado ya sea por dolor o por miedo, inválidado de su capacidad de ser por un plato de comida y un techo que recibe o por auto-engaño, preso de sí mismo, de estructuras y paradigmas huecos que no se atreve a soltar. Desde lo tan crudamente básico, saber qué quieres es saber cuerpo de qué tienes: de animal o de bestia..